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[CRÍTICA: "EO" de Jerzy Skolimowski]

Foto del escritor: Gonzalo "Sayo" HurtadoGonzalo "Sayo" Hurtado

Nominada al Oscar 2023 a Mejor Película Internacional, esta producción polaca hace una reflexión sobre la sociedad misma, la intolerancia, la movilidad social, los idealismos y los dogmas desde el devenir por Europa de un simpático burro. Ya se encuentra disponible en la programación del Cineplanet Alcázar.


Egresado de la Escuela de Cine de Lodz (donde también estudió Roman Polanski), este director polaco tiene alrededor de 20 filmes, los primeros embebidos de un tinte autobiográfico para resaltar su juventud rebelde, decantándose luego por los géneros fuera de su país y haciendo hincapié en su absoluto desprecio por el gobierno comunista polaco de aquella época y resaltando los dilemas y reflexiones de sus compatriotas en el exilio. Presencia celebrada en Festivales como Cannes, Berlín y Venecia, Skolimowski también ha explorado una ruta que transita entre el delirio, lo fantástico y alguna cuota de terror como en "El grito" (1978), "Arriba las manos" (1981) o "The Lightship" (1985).


Es precisamente en esa ruta en donde se inscribe la historia de "EO" (2022), un burrito que es la mascota de una joven cirquera y, a la vez, atracción en un espectáculo itinerante. Tan idílica relación, lejos de tener puentes con las consabidas fábulas morales en torno a la amistad con leones, perros, osos, gatos y hasta orcas que han poblado el cine más concesivo e industrial, supone una ruptura con aquel género para reivindicar el compromiso de su director con atmósferas recargadas y siniestras que no son sino ecos de la mayoría de contradicciones que vienen de la convivencia con un "ser superior" como el hombre.


Skolimowski no pierde la oportunidad para ironizar con desfachatez a muchos imperativos provenientes de causas como la ecologista o el animalismo. EO es cuidado con esmero por su ama, pero eso no evita que aparte de su condición de diversión circense, no esté amenazado por la brutalidad y la incomprensión de muchos peones que desfogan contra él sus propias frustraciones. Cuando una protesta de "amigos de los animales" lo arrebata de su hogar para ser destinado a otros lugares en los que su condición lo obliga a huir y convertirse en un errante por la Europa contemporánea, su presencia es testigo y depositaria de las muchas taras sociales a las que le toca descubrir y con variado colorido local.


Siendo un simple jumento, EO no es capaz de reflexionar y menos entender el porqué de las ternuras e iras que su presencia suscita, guiándose tan solo por su instinto de supervivencia para saltar de un escenario al otro y sin sospechar de los peligros que se ciernen sobre él. A su paso, es inevitable que las reacciones que genera (positivas o negativas) sean más el reflejo de las contradicciones humanas que de una básica dicotomía como "bondad/maldad", ya que escasamente encontraremos un acercamiento realmente comprometido con su triste y errática suerte. Incluso, la causa benéfica que pretendió beneficiarlo se muestra más como una ilusión idealista y enajenada al llevarlo a una condición más crítica y amenazante que la que inicialmente tenía.


La historia también tiene momentos de fuga cuando el borrico deambula por fríos y perturbadores bosques, donde parece ser observado por la misma naturaleza que duda entre sellar su suerte ahí o darle una última chance en el mundo urbano, lo que nos da la oportunidad de comprobar las miserias humanas que se debaten a su alrededor fruto de la inevitable acción contaminante de sociedades herederas de sentimientos tribales y prejuicios de toda índole que generan acciones profanas contra ellas mismas. Este aspecto desnuda por completo la desprotección y la orfandad de todo aquello incomprendido por el hombre, acaso susceptible de ser destruido cuando no estigmatizado ante el embate de la intolerancia y el prejuicio.


Si Hollywood buscó una reflexión parecida desde un divertimento como el de "Forrest Gump" (1994) de Robert Zemeckis, la cinematografía polaca es menos pretenciosa en ese sentido, ya que en lugar de refugiarse en la figura de una persona con discapacidad mental, demuestra que puede alcanzar cotas mayores con tan solo un burrito, siendo una de las gratas sorpresas de la temporada última.

Director Jerzy Skolimowski junto al protagonista de "EO"


*La película ya se encuentra disponible en la programación de Cineplanet Alcázar en el horario de las 7 pm.



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