Considerado el rey del género de “ficheras”, aquellas películas mexicanas de grueso humor y exuberantes mujeres como “El día de los albañiles: Los maistros del amor” (1984) o “Los verduleros” (1986), el longevo comediante Alfonso Zayas (Tulancingo, México, 1941) fue uno de sus más grandes representantes con 160 largometrajes a cuestas. Ayer jueves 8 de julio falleció a los 80 años.
“Por medio de la presente y llenos de profundo dolor, comunicamos y confirmamos la dolorosa partida de nuestro querido Alfonso Zayas Inclán, la noche del 8 julio en la Ciudad de México”, informó la familia del actor a través de su cuenta oficial de IG. A pesar de su éxito comercial, su cine siempre ha sido catalogado como menor por su tono populachero, pero es indudable que forma parte de un boom comercial que dio un gran impulso a la comedia popular desde fines de los 70 y mediados de los 90. La producción peruana “Buscando Nirvana” (2017) de Enrique Mendoza Bouroncle y Alex Wright fue su última participación en la pantalla grande. En ella, apareció en la escena inicial filmada en Arequipa junto al inolvidable Edgar Vivar. Zayas también ha tenido éxitos televisivos al participar en la serie “La criada bien criada” (1969-1980) y al tener jocosas apariciones en el programa “Sábado Gigante” del popular Don Francisco por más de 15 años.
En esta oportunidad reactualizamos la entrevista que Sayo Hurtado le hizo al popular comediante en marzo de 2012 en su residencia de Cuernavaca. Si bien el género al que este comediante representa marca un declive en la producción mexicana respecto de la etapa del Cine de Oro, su historia personal no deja de ser curiosa al haber tenido contacto con una época rica en personajes iconos de la comicidad de ese país.
SAYO HURTADO: Alfonso, cuéntanos sobre tus comienzos. ¿Tú provienes de una familia de artistas?
ALFONSO ZAYAS: Sí, claro. Yo provengo de una familia que acá en México se dice “carperos”, porque andábamos de gira en una carpa. Mis abuelos, mis padres, mis primos, todos andábamos en una carpa. Así empezó nuestra vida.
SH: ¿En qué momento te nació la inquietud por ser comediante?
AZ: Bueno, mira, no nació, se presentó porque yo a los 9 años hice mi primera película cuando mi papá trabajaba en la ANDA (Asociación Nacional de Actores) en 1950. Él era muy amigo de Jorge Negrete y entonces le dijeron que hacían falta unos niños para una película, “Azahares para tu boda”, con todos los Soler: Julián de director y Fernando, Domingo y Andrés de actores; además de otros grandes como Sara García, Marga López y Joaquín Pardavé. ¡Imagínate que reparto! Yo hice un papel muy chiquito, pero estuve tres días en la filmación. Ahí empezaron unas esporádicas apariciones en cine.
Después de unos años, me voy de la escuela y cuando mi papá descubre que no estoy terminando la secundaria, me manda a la carpa como castigo. Ese era la pena para cualquiera de la familia, porque cuando te mandaban ahí tenías que parar la carpa, instalarla y, aparte, trabajar en las obras de teatro. Estuve un año y medio en una gira por todo el norte con mis tíos, uno de ellos Raúl “el Chato” Padilla, que luego sería el cartero “Jaimito” de “Chespirito”.
Durante esa gira, mi padre también descubrió que yo sólo iba a la escuela a una clase de guitarra en la que nunca aprendí nada. Entonces me dijo: “Ya para qué gastar en escuelas, vente a trabajar conmigo aquí en la ANDA”. Ahí tuve el gusto de conocer a los Valdés —Germán, Ramón y Manuel—, a Xavier López “Chabelo” y a todas las gentes de televisión que recién empezaban.
SH: ¿Cómo fue esa etapa?
AZ: Entré a la televisión en 1958 como floor manager, que es el coordinador de piso. Ahí comencé a trabajar en unos sketches con "Chabelo" y también con Ernesto Alonso en la producción; hasta que un día me fui a hacer una obra de teatro, animado por el actor Mauricio Garcés. Él era amigo de Miguel M. Delgado, director de las películas de Mario Moreno “Cantinflas”, quien me invitó a participar en “El señor doctor” (1965). Me fui para allá con mucha ilusión, pero en el rodaje no me dejaron hablar, con las justas pude decir dos frases y luego me sacaron de la película. Eso me dio coraje y me impulsó a hacer más cosas.
Luego, Mauricio Garcés —que en paz descanse— me llevó a hacer una obra teatral que se llamaba “Irma la dulce” y que era una revista musical que venía de Nueva York. Ahí empecé a trabajar con Rogelio Guerra, Julio Alemán y una gran hornada de actores de esa época. Llegué a trabajar en 48 obras de teatro.
SH: Tuviste oportunidad de conocer a “Chespirito” antes de que se convirtiera en una estrella...
AZ: Yo conocí a Roberto Gómez Bolaños al inicio de los años 60. Él era guionista de un programa muy famoso que se llamaba “Cómicos y canciones”, en el que actuaban Marco Antonio Campos “Viruta” y Gaspar Henaine “Capulina”. Recuerdo que, gracias a “Chespirito” yo ganaba unos 15 o 20 pesos extras por colaborar en ese show. Eso fue mucho antes de que él se hiciera famoso por sus personajes.
Alfonso Zayas durante un alto de la entrevista en un restaurante de Cuernavaca. Foto: Sayo Hurtado
SH: ¿Ahí empezó tu gran salto a la fama?
AZ: Fue un poquito después. En 1969 me llamaron para hacer una comedia televisiva: “La criada bien criada” junto a María Victoria —además de Joaquín García “Borolas”, Jorge Arvizu “El Tata” y otros cómicos destacados—, que estuvo once años al aire y fue mi gran orgullo. Yo recibía regalías de toda Latinoamérica por ese programa. Cuando acabó, hice una película: “Hilario Cortes: El rey del talón” (1980) de Javier Durán, en la que hacía de un hombre que se viste de mujer para robarle a los borrachitos en los bares y se convirtió en un gran éxito. De ahí, los productores me empezaron a llamar y comencé a hacer mucho cine hasta mediados de los años noventa. Actualmente, ya tengo 14 años trabajando en Miami en el programa "Sábado Gigante" de Don Francisco.
SH: ¿Dirías que esa película marcó tu destino como comediante?
AZ: Bueno, cada vez que yo decía algo en serio, la gente se reía. Entonces me dije: “mejor me hago comediante”, y comencé a hacer cine como loco, con productores muy profesionales.
SH: "El día de los albañiles" fue uno de tus grandes éxitos en toda Latinoamérica....
AZ: Mira, no es que yo sea presumido, pero aquí en México casi todas mis películas fueron de éxito y “El día de los albañiles: Los maistros del amor” (1984) de Adolfo Martínez Solares, fue una de las más importantes de la productora Frontera Films, tanto así, que hicimos dos secuelas: "El día de los albañiles II" (1985) y “El día de los albañiles III” (1987). El chiste en este tipo de películas era llenar la sala y que el productor ganara dinero, no que los periodistas nos entregaran premios.
Esas producciones eran tildadas como de “ficheras”, como si fuera una ofensa. Para nosotros no era así y durante casi 14 años varios comediantes de México tuvimos mucho trabajo gracias a ellas. Se llenaban los cines y todos ganábamos dinero. Fue un realce del cine mexicano y ese fue mi paso por el séptimo arte.
Afiche de "El vecindario" (1981), protagonizada por Alfonso Zayas. Las leyendas del cartel, rebosantes de machismo, serían impensables en el momento actual.
SH: ¿Qué piensas de aquellos sectores que ven por encima del hombro al cine popular?
AZ: En mi humilde opinión, todo eso cambió cuando empezaron a quitar los grandes cines. Las películas antes se veían en salas inmensas con más de mil butacas. En esa época una entrada costaba 10 o 12 pesos; entonces, un padre de familia podía llevar a sus cinco hijos, a sus dos cuñados y a sus dos tías con menos de 150 pesos. Ahora ya no puedes hacerlo con ese dinero. A lo más, llevas a tu señora y ni siquiera te alcanza para las palomitas. Ahí empezó la debacle.
El cine es para el pueblo y el pueblo llenaba los cines. Yo creo que ahí estuvo la mancuerna del triunfo. Entre 1980 y los años noventa y tantos, todos ganamos con ese cine, hasta los vendedores de cacahuates. La Cámara Nacional de la Industria de Cine (Canacine) me premió tres veces por ser el actor más taquillero en 1980, 1984 y 1986.
SH: El inolvidable Germán Valdés “Tin Tan” es tachado como el actor que más mujeres ha besado en el cine mexicano. Tú has tenido oportunidad de hacer algo similar y trabajar con mujeres hermosas.
AZ: Por eso “Tin Tan” era tan trompudo, era muy besucón. Yo lo conocía a él y a toda su familia desde los 12 años. De todas las películas que yo hice, solo 10 o 12 serán para niños y público en general, el resto son esas en las que beso a muchachas con poca ropa o sin ella. ¡Hasta yo trabajé desnudo, aunque no tenía nada que mostrar! No llevo una cuenta de cuántas mujeres besé, pero si lo averiguo te llamo a Perú y te aviso (risas).
Alfonso Zayas y Luis de Alba, una de las duplas más exitosas de la comedia popular mexicana en el cine.
SH: ¿Quién fue tu gran compañero durante todos esos años? ¿Luis de Alba, quizás?
AZ: Acabo de hacer con él una película: “Los Verduleros 4” (2011) de Adolfo Martínez Solares y Adolfo Martínez Orzynski, 26 años después de la primera. Si la ven, el viejito que aparece ahí soy yo.
¿Esa es la versión en video que fue un éxito en el mercado latino de Los Ángeles?
Bueno, sí. Se trata de un videohome. Si juntas a todos los latinos residentes ahí y en otras ciudades te podrían formar un estado completo, por eso funcionan tan bien los lanzamientos en ese formato.
SH: ¿Mantienes contacto con otros artistas actualmente?
AZ: De los artistas con quienes me he encontrado recientemente te puedo hablar de María Antonieta de las Nieves, la “Chilindrina”, que es una mujer muy exitosa desde niña. Yo trabajé con ella en 1962 en un programa que se llamaba “El Oso ruidoso”. Hace unos meses me la encontré en un circo en Santiago de Chile. Conste que ella no estaba enjaulada, ¿Eh? Nos dio mucho gusto vernos. Es una encantadora mujer y muy profesional. Me saqué una foto con ella, que por cierto quedó muy oscura porque estábamos bajo el camper del circo.
Ahora yo estoy retirado de todo eso. Debido a mi trabajo en Miami, realmente me alejé del cine, pero admiro a muchos directores mexicanos y sigo sus películas como a Gustavo Loza, que me parece un chico con mucho talento. Él es de los pocos directores vigentes que conozco, ya que trabajé con él en la serie “Los Héroes del Norte” (2010-2012).
SH: Háblanos de tu encuentro con Salma Hayek, tienes una anécdota con ella…
AZ: En Miami la vi cuando fue a promocionar “El gato con botas” (2011) con Antonio Banderas. Yo estaba muy intrigado porque había una anécdota, un doloroso recuerdo que tengo de mi hijo mayor, Luis Alberto, que era piloto de helicóptero. Yo me la cruzo a Salma y ella me dice: “Ah, qué gusto verlo”. No nos conocíamos personalmente y eso me dio más confianza para decirle: “Salma, yo he venido a verte porque tu trabajaste con un piloto de helicóptero para el rodaje de “Bandidas” (2006), y ella me dice: “Sí, fíjate que se murió”, y yo le respondí: “Era hijo mío” y nos quedamos platicando mucho sobre él y le dijo a Antonio Banderas: “Mira Antonio, él es Papá de Luis Alberto, el piloto que tenías en Durango”. Él también había trabajado con mi hijo en “La máscara del Zorro” (1998). Eso me dio mucho orgullo por mi hijo desaparecido y porque ellos me pudieran decir tantas cosas buenas de él.
SH: Has viajado por toda Latinoamérica, pero ¿has tenido oportunidad de conocer el Perú?
AZ: Solo el aeropuerto de Lima. El otro día yo venía de Santiago y se descompuso el avión y mandaron traer otra nave desde Buenos Aires. Entonces, estuve 5 horas en Perú. Primero, me comí un ceviche peruano, luego me voy a la sala de embarque y me dicen que el vuelo se iba a atrasar por 5 horas más. Entonces ¿sabes lo que hice? Me regresé al restaurante a echarme otro ceviche. En EE UU, conozco un restaurante que se llama Café Inka y ahí me voy a echar un ceviche cada vez que puedo. Es delicioso. No se compara con nada en el mundo.
El autor de la nota con Alfonso Zayas en su residencia de Cuernavaca.
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