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[ENTREVISTA: Lila Avilés: Directora de “Tótem”, ganadora del Festival de Cine de Lima]

Foto del escritor: Gonzalo "Sayo" HurtadoGonzalo "Sayo" Hurtado

Actualizado: 12 sept 2023

La segunda película de esta directora mexicana, alrededor de las vicisitudes de una familia de clase alta en crisis económica y existencial, ha tenido reconocimientos en festivales como Berlín, Seúl, Jerusalén y Durban. Preseleccionada por México para los premios Oscar y Goya, tuvimos esta breve charla con la cineasta, que se encuentra en pleno periplo internacional.


Con una personalidad alegre y dicharachera, Lila Avilés es una directora cuya espontaneidad a flor de piel se traduce en un cine orgánico y natural que aborda más por un impulso creativo que por una premisa política o intelectual. Su primer largometraje, "La Camarista" (2018), sacudió el cotarro en la escena mexicana tras su estreno en la sección Nuevos Directores del Festival de Cine de San Sebastián, revelando una vocación intimista por explorar a sus personajes desde sus deseos más profundos. Su segunda película confirma un punto de vista que no se amarra necesariamente con una sola clase social, siendo una perspectiva de exploración abierta y honesta, que en el caso de "Tótem", se abre camino para llegar a la raíz del sentir y el dolor de una familia pudiente, empeñada en agasajar -pese a sus problemas económicos- a uno de sus hijos, visiblemente deteriorado por un mortal cáncer, siendo las contradicciones y crisis personales del entorno familiar el marco de semejante celebración, filtrada por la mirada de una niña que es el reflejo de una inocencia perdida en medio de una reunión que tiene el tono de una terapia grupal. Aquí la charla virtual que tuvimos con esta directora que pronto veremos en la Competencia Mexicana del Festival de Cine de Morelia.


SAYO HURTADO: En La Camarista, tu punto de vista estaba concentrado en la protagonista. En el caso de Tótem, hay una falsa expectativa en el que la niña va a ser el centro del relato, pero todo deriva en un enfoque coral…


LILA AVILÉS: Inicialmente el punto de vista lo tiene Sol (Naíma Sentíes), pero yo sabía que quería deambular como para abrir caminos. En el caso de La Camarista, estaba claro que con el personaje de Eve (Gabriela Cartol), no nos íbamos a mover de ahí hasta que se acabara todo y, en ese sentido, era más fácil seguir a su protagonista. La complejidad con Tótem era circular por un universo que se sintiera natural. Ese es el reto de las películas corales, que parece que tienes electroshocks en la edición y te dejan la sensación de que ya te fuiste, ya te perdiste y ya no regresas. Siento que lo que fue lindo en este ir y venir era como dar probaditas a todo y volver siempre con Sol.


SH: Si en La Camarista estábamos más del lado de los sirvientes, en Tótem estamos en el terreno de los patrones y con una mirada a la decadencia de la clase alta, un rasgo que es muy común en el cine latinoamericano…


LA: Es algo que se dio de una manera muy orgánica. No la estructuré con bisturí y como que solita se fue dando así. Obviamente, me interesaba mucho que el personaje principal fuera esta niña por encima de todos los que habitan esta casa caótica. Yo tengo una búsqueda en el cine e intento hacer historias que no son de buenos ni malos, sino, colocarme en distintos lugares y, a partir de ahí, gestar las cosas como más me imagino que son. Eso es algo que pasa mucho con las familias. En el caso de Tótem, tienes a la enfermera (Teresita Sánchez) que funge como psicóloga y que ayuda con todo en la casa. Eso es lo bonito de los vínculos humanos, que a veces no tienes que ser de la misma familia para ser la sabia, o para entender cosas que la misma gente desde adentro no puede ver o escuchar. De esa forma se fue generando esta historia.


SH: Como espectador, siento que hay una suerte de aquelarre alrededor de esta familia disfuncional a la que observas a la distancia, pero sin condenarlos en medio de una celebración que se da tozudamente.


LA: A mí me gusta mucho, hasta en la vida, tener una parte objetiva. Por un lado, puedes pensar que ellos ya no tienen tanto dinero e insisten tercamente en hacer una fiesta, pero por el otro, ellos lo están haciendo todo por amor y por eso generan esa celebración. Yo siento que esta no es una película tan analítica respecto a las capas sociales. Obvio que ahí están, pero la médula, la espina o el corazón “totémico” pues tiene que ver más con la resiliencia y con la capacidad que hay en cualquier casa de encontrar una suerte de portavoz que junte a toda la familia, algo que en Latinoamérica puede sonar muchas veces a desastre. En ese sentido, la fiesta termina siendo un mejor propósito a quedarse solos en casa. Por algo estos rituales antropológicos, que tienen años de años, ya tienen implícita una celebración que viene desde el origen de la agricultura. Hay una necesidad inherente por descargar un frenesí o algo que simplemente sea un agradecimiento real con la vida. En medio de todo eso vienen las “jiribillas” (desasosiego, nervios) y todas las cosas que se van colando más internamente. Todo viene básicamente de ahí y yo quería abordar el concepto del hogar, de la casa, de cómo habitamos ese espacio y cómo nos habitamos nosotros mismos.


SH: La palabra “Tótem” te remite a un espacio sagrado, pero el asistir a esta mirada familiar te lleva más bien a un lugar más desmitificado o humano, en todo caso…


LA: Cada vez que viajamos por festivales, la pregunta del millón es porque la película se llama “Tótem”. Y la respuesta es muy simple. Me gusta mucho que algunas personas me digan que el tótem es el amor, el arte, la familia o la salud. Eso es una belleza porque para mí porque esa palabra tiene un abanico de significados intrínsecos en ella misma. Luego están estos espacios sagrados que mencionas y que a lo mejor ni podrían tener nombre, pero que de por sí son el centro del mundo aquí o donde sea. Este microcosmos de la historia representa una conexión. Hasta un vagabundo, aunque esté solo, va a encontrar como construir su espacio de encubrimiento. Por eso la palabra me hizo sentido como un vínculo de unión, comunicación o familia. Sé que se escucha “hippie”, pero es como que no vamos solos y somos parte de una reciprocidad con los animales, los humanos y nuestro entorno y que nuestras acciones repercuten en todo lo demás. Siento que con esa consciencia y esa necesidad de pertenencia es lo de que hablan muchos tótems que encuentras desde Australia hasta Canadá.

La pequeña Naíma Sentíes, protagonista de "Tótem"


GH: En la necesidad de encontrar los actores que te dieran la talla para cada personaje, no te preocupó el hecho de no contar con nombres mediáticos…


LA: No es mi camino, aunque nunca hay que decir nunca, porque puede venir la siguiente película y romper con eso. No hay dogma y pienso que hay que cambiar y jugar todo el tiempo. Yo vengo del teatro y he conocido gente muy maravillosa ahí, además de muchos “no actores” y eso me da el equilibrio perfecto. En ese sentido, no estoy nada cerrada, mientras que alguien encaje en el personaje, puede ser un famoso o no famoso. Fue así como se dio el casting.


SH: Siendo una película de tantos personajes, ¿cuán complejo fue planificar la logística alrededor de ella?


LA: Fue complicado porque cuando escribes una historia como esta luego te pones a pensar como la vas a concretar y yo sabía que su poder estaba en los personajes. Si yo encontraba a las personas correctas para representar a esta familia, ahí estaba su riqueza. No es una película “tarkovskiana” en la que te quedas buen rato con un árbol y que sabes que la fotografía es tan magistral que no necesitas más. Hice el casting con Gabriela Cartol, protagonista de La Camarista y que es mi amiga del alma, y lo hicimos entre las 2. Mis respetos para los directores de casting porque siento que es ahí donde se gestan las películas.


Fue un trabajo arduo y luego empezamos la producción. Wim Wenders siempre dice que nunca trabajes con animales ni con niños, pero yo creo que el contar con ambos le agregan capas de energía y luz a la película. Filmamos en 5 semanas, lo que para mí fue un récord máximo. La locación es una casa en la misma Ciudad de México y cuando la vi fue amor a primera vista. Ese fue mi ritual. Apenas entré me dije: “Aquí es”. Los productores me decían si quería ver más y yo decía que no, que no era necesario. La casa está al lado de la Avenida Periférico y eso fue todo un tema con el sonido por los ruidos, por eso nos tardamos mucho en hacer la postproducción.

El autor de la nota con la directora Lila Avilés durante la edición 2019 del Festival de Cine de Lima.


SH: No es ningún secreto el hecho de que las ayudas estatales en México se han complicado mucho. ¿Cómo manejaste el presupuesto para esta producción?


LA: Con Tótem yo tuve mucha suerte. Seguramente la ayudó un poco ser antecedida por La Camarista y gracias a ello tuve el apoyo del fondo EFICINE y conseguí coproducciones con Francia, un estímulo pequeño pero muy bueno para la postproducción, y también con Dinamarca. Digamos que con todas esas alianzas fue posible. Actualmente, las cosas están muy fluctuantes y nunca sabes si la tercera película saldrá por cuestión de estímulos, pero yo amo ser cineasta con todo mi ser y mientras tenga ese ímpetu, saldré con mi cámara al ruedo de la forma que sea.


SH: Con La Camarista tuviste estreno en San Sebastián. Con Tótem has estrenado en la Berlinale, has ganado el Festival de Lima y ahora te vas a Horizontes Latinos en Donostia y al Festival de Cine de Morelia. ¿Cómo encuentras esta ruta festivalera?


LA: Es una alegría absoluta. Hay un tabú que dice que tu segunda película es la más difícil y yo pienso que eso no importa, ya que cada una tiene su complejidad. Obviamente, me siento agradecida porque al tener dos películas ya te sientes más cineasta (risas), ya que entiendes y sabes más del oficio y eso es una virtud. Con el camino que he viajado esta vez he estado en norte, sur, este y oeste y con buena distribución, lo cual es muy difícil de conseguir hoy en día. Competir es complejo porque hay tantas películas tan diferentes que ponerte a pensar cuál es mejor que la otra, es muy complicado. Por eso, cuando te toca ganar, es bueno agradecer el camino y ver luego como resuena la película aquí en México.

Directora Lila Avilés durante la presentación de "Tótem" en la Berlinale 2023.

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