Estrenada el año pasado en el Festival de Morelia, esta producción nos presenta una curiosa mixtura entre thriller y terror que sigue abriendo caminos novedosos al género en Latinoamérica. La película ya se encuentra disponible en Netflix y tuvimos oportunidad de conversar con su director.
La primera sensación al visionar “Desaparecer por completo” es una mezcla de curiosidad e incertidumbre ante un misterio que se sale de los cauces de la crónica roja para ingresar a una dimensión siniestra. La trama, sobre Santiago (Harold Torres), un fotógrafo de pasquines policiales que trata de buscar en las imágenes de muertes un lado estético que justifique su frustrada vocación por la fotografía artística, pronto se sumerge en una suerte de pozo sin fondo cuando al hacer fotos de un prominente político, quien es encontrado en su propia mansión paralizado inexplicablemente y mordisqueado por las ratas, hace que se proponga a develar el misterio detrás de aquello. Pero al hacerlo, Santiago abre una puerta a una atmósfera en la que el mundo oscuro de la brujería empieza a manifestarse, y más aún cuando comprueba que está empezando a perder uno a uno los cinco sentidos.
La historia, cruda pero cautivante, es la primera incursión de su director en el género de lo sobrenatural, ya que sus dos primeros largos son las comedias “Tiempos felices” (2014) y “Solteras” (2019), las que tuvieron una buena recepción en taquilla gracias a su frescura y su ánimo de refrescar el género más allá de fórmulas predecibles. Por supuesto, en este salto a un universo de escalofrío, hay una experiencia sensorial que es una suerte de aviso mortal para aquellos que se atreven a hurgar entre los muertos. Aquí la conversación que tuvimos con Luis Javier Henaine, director de esta producción que ya se encuentra disponible en Netflix.
SAYO HURTADO: ¿El ser sobrino del popular comediante Gaspar Henaine (a) “Capulina” determinó en algo tu vocación por el cine?
LUIS JAVIER HENAINE: No particularmente. Durante mi infancia me enorgullecía que fuera mi tío, vi casi todas sus películas, las que hizo con Marco Antonio Campos (a) “Viruta” y las que hizo solo. En esa época, no me imaginaba que me iba a dedicar al cine, eso me vino mucho más grande. Si bien “Capulina” no fue particularmente una influencia, si era alguien digno de admirar, sin duda.
SH: ¿Cómo desarrollaste tu vocación?
LJH: Cuando yo era adolescente, quería ser músico. Yo tenía mi grupo de rock y tocaba la guitarra, eso era lo que quería hacer. Desde niño también tenía una cámara de video que me regaló mi padre y yo siempre estaba grabando, pero no fue sino hasta que llegué a la preparatoria que conocí a un amigo que quería hacer cine. Yo no lo había considerado como una posibilidad para mí y fue en ese momento que tomé la decisión.
SH: ¿Por qué decidiste salir del terreno de la comedia para ingresar al terror?
LJH: A mí me encanta el cine en general, veo todo tipo de películas y el cine de terror es uno de los que más me gusta y es el que más consumo. Siempre trato de encontrar esa película de terror que no he visto y es bien complicado, porque he visto casi todas. Desde que era muy chiquito, me apasionaba contar historias y experimentar estos mundos. Cuando veía películas de terror, se me quedaban mucho en la mente. Ya de adulto, he seguido buscando eso y tenía el propósito que mi primera película fuera de ese género. Directores como Sam Raimi, John Carpenter o Wes Craven empezaron con películas de bajo presupuesto y ellos mismos las financiaban o con ayuda de gente conocida. Ellos enfocaban todo en una casa o un lugar abandonado, y eso me animaba a pensar que yo podía hacer lo mismo para mi primera película. Lamentablemente, nunca se me ocurrió una buena historia de terror. Traté de escribir algo y no me salió nada.
Luis Javier Henaine, director de "Desaparecer por completo"
Por otro lado, también me encanta la comedia y mi favorita es “The Big Lebowski” (1998) de los hermanos Coen. Es un género que disfruto demasiado porque me gusta reír y burlarme de todo lo que cuestiono. Me encanta que las comedias funcionen como una crítica en sí mismas Lo malo es que actualmente hay muy pocas comedias buenas y la gente les hace el feo porque hay un prejuicio contra ellas, ya que hay demasiadas y son muy genéricas. Esas comedias que hice inicialmente, pues fueron las que se me ocurrieron. Tuve muchas inquietudes que me llevaron a hacerlas y me dio gusto crear algo de género y que disfruto tanto. Las siguientes 2 películas que voy a hacer, una será comedia y la otra, un drama. Finalmente, para un director de cine lo más importante es la historia independientemente de que género sea. Si conecta conmigo, pues la exploraré.
"Tiempos felices" y "Solteras", las dos primeras películas de Luis Javier Henaine.
SH: Tanto en “Huesera” de Michelle Garza Cervera como en “Desaparecer por completo”, hay la premisa de rescatar las tradiciones ancestrales mexicanas y llevarlas al terror contemporáneo…
LJH: Justo cuando empezamos a filmar esta película, ellos tenían poco más de un mes de haber terminado la suya. Ambas se desarrollaron casi al mismo tiempo, nada más que nosotros presentamos la nuestra mucho después porque yo me demoré con la post producción.
Yo creo que esto es algo que ya traemos los mexicanos, todo lo que tiene que ver con la espiritualidad y la brujería, y no solo nosotros: los latinoamericanos en general, porque es algo que viene de nuestros antepasados y de las épocas pre hispánicas. Creo que es algo de lo que podemos hablar y no debemos tratar de copiar detalles. de las películas gringas y de los problemas que tienen allá. Por ejemplo, un asesino serial en México sería muy raro. Creo que está padre entrar en este mundo como más sobrenatural y más fantástico, por así decirlo. Creo que tanto “Huesera” como “Desaparecer…” no serán las primeras películas mexicanas que hablen sobre la brujería ni serán las últimas.
SH: Cuando uno ve los primeros 40 minutos de tu película, tiene la sensación de que se trata de un policial con referencias a “Seven” y “Zodiac” de David Fincher, pero luego se transforma en una caída al vacío de su protagonista, quien ingresa a una atmósfera entre el terror y lo fantástico…
LJH: El guión original no lo escribí yo sino Ricardo Aguado-Fentanes. La primera vez que lo leo, pensé: “Esto tiene que ser un thriller sobrenatural”. Ese fue el género que yo me apropié para esta película, aunque podríamos habernos ido más hacia el terror, o al thriller en sí. Hay directores que seguramente me dirían: “Acá hay más de terror, por qué no vas más por ahí”, pero con Ricardo acordamos llevarlo más por el terreno del suspenso. Y sí, tiene referencias a David Fincher. En esta construcción del thriller me quise apegar tanto a “Seven” como a “Zodiac”.
Harold Torres, el atormentado fotógrafo de "Desaparecer por completo"
Lo que me gusta de las películas es cuando se experimentan distintos géneros. Cuando hice mis 2 comedias anteriores, les puse elementos de otras cosas y traté de romper estructuras clásicas de una u otra manera. Aquí también hay esa idea. Yo quería que la película fuera lo más cercana posible a la realidad y que todo lo que le pasa a este personaje sea factible dentro de mi realidad como mexicano. Quise también que la audiencia fuera los ojos del personaje. Me gusta que la historia empiece como un thriller y que poco a poco se vaya adentrando en este otro mundo sobrenatural, porque él lo va ir descubriendo a pesar de su escepticismo. Me interesaba que la película fluyera así, de una manera inmersiva.
SH: Otro aspecto curioso de “Desaparecer… “ es que es bastante directa y tenemos la certeza absoluta de que su protagonista no está imaginando lo que le sucede…
LJH: Cuando nosotros empezamos a armar las matrices del protagonista, queríamos tener estas 3 explicaciones: médica, psicológica y sobrenatural, como que pudiera ser cualquiera de ellas. Me gusta que el personaje dude de lo que le esté pasando y que al final el espectador tenga la certeza de que esto es algo que también le podría pasar, porque eso es lo que hace a la película inquietante.
Harold Torres, protagonista de "Desaparecer por completo"
SH: ¿Cómo fue tu proceso de trabajo con Harold Torres, que es un actor con tanto recorrido internacional?
LJH: Fue muy interesante trabajar con Harold. Yo no lo conocía antes de la película. La verdad, no fue nuestra primera opción. Nosotros trabajamos con un director de casting que es Alejandro Reza, hice mi película anterior con él, y me gusta mucho su visión y su sensibilidad. Una vez que le dices: “Olvídate de si es comercial o no la película”, él se quita esos estigmas y te presenta a los actores que cree que son los mejores para el personaje. Alejandro nos presentó a Harold, pero como estábamos en pandemia, el casting lo teníamos que hacer por medio de zoom. Harold leyó una escena y nos gustó mucho a mí y a Pablo Zimbrón, que es el productor, porque tenía mucha presencia y magnetismo y las decisiones actorales que tomó fueron muy interesantes. Yo lo ubicaba como actor y había visto una que otra película de él, pero no fue hasta que lo vi en la serie “Zero Zero Zero” durante este proceso, que nos decidimos por él.
Harold es un actor muy comprometido, muy intenso y que te trae muchas preguntas. Fue un proceso muy acelerado porque teníamos muy poco tiempo de preparación. Él llegaba de filmar otra película y nosotros arrancamos la pre producción bastante tarde y tuvimos muy poco tiempo de ensayo. A pesar de eso, terminamos de construir su personaje bastante bien. Durante el rodaje tuvimos que tomar muchas decisiones respecto a su actuación, sobre todo con el tema de la pérdida de los sentidos, y cambiamos varias cosas del guión de acuerdo a unos cuestionamientos que él hizo. El resultado está ahí y yo estoy muy contento con su papel de Santiago en la película.
SH: La historia desemboca en una suerte de fatalismo que me remite a mucho del cine de terror independiente norteamericano de los 60 y 70…
LJH: Esa fue un poco mi intención. Si se trata de poner un final feliz que está bien construido, pues estoy de acuerdo. Pero si se trata solo de complacer a la audiencia, ahí es donde caen los errores. Vivimos tiempos en los que todo se vuelve más complaciente y hay que tener cuidado en no herir las susceptibilidades de nadie. Eso hace que muchas películas se vuelvan más suaves. Desde la primera vez que leí el guión, la historia no acababa así y se cerraba de una manera más feliz. En ese momento pensé que debía acabar de otra forma y que no debía haber otro final que ese. El final de “El bebé de Rosemary” (1968) de Roman Polanski fue una de mis grandes inspiraciones para este proyecto, además de “El Resplandor" (1980) de Stanley Kubrick. Me gustan los finales así, más crudos.
Director Luis Javier Henaine en entrevista con el autor de la nota
*La película ya se encuentra disponible en la programación de Netflix