Esta comedia negra ganó categóricamente el Oso de Oro en la edición 71 del Festival de Berlín 2021 y es parte de la programación de la edición XII del Festival Al Este. Su director, el rumano Radu Jude, conversó con nosotros acerca de los motivos principales de su cine, caracterizado la más de las veces por una mirada irónica.
Hay en las películas de Radu Jude una vocación permanente por explorar a sus personajes y al entorno de estos con una introspección crítica que los desnuda como sujetos de una sociedad objeto de interpretación urgente. Incluso cuando aborda el drama, es evidente la necesidad de explayarse a través de la ironía y el sarcasmo para llegar a la mirada objetiva. Su última obra es una suerte de resumen de sus motivos, en la que la odisea de una profesora de secundaria (Katia Pascariu) tiene lugar cuando un video íntimo con su pareja se filtra a Internet. La sanción social que recibe es aprovechada por el director para diseccionar a la Rumania contemporánea a todo nivel.
El encuentro virtual con el director -gracias a los amigos del Festival Al Este- nos llevó a una charla en la que se despojó de cualquier halo de celebridad. Fue imposible no decirle lo mucho que me gustan sus películas y respondió con natural ironía: “No puedo evitar que tengas buen gusto”. Arantxa Olórtegui, productora de nuestra web y quien ofició de traductora durante la entrevista, le comentó intrigada sobre la figura de Medusa y Perseo que utiliza en una escena y él le hizo notar que se trata de una cita del teórico alemán Siegfried Kracauer, dejando en claro la rigurosidad académica detrás de su obra.
SAYO HURTADO: ¿Por qué piensas que hay una ola tan fuerte de películas rumanas a pesar de las limitaciones por la crisis económica en tu país?
RADU JUDE: No creo que hayan tantas películas. El nivel de producción es bastante bajo a pesar que ahora la tecnología es más barata. Si realmente contamos entre los documentales, cortometrajes y largometrajes, sumándolos deben ser máximo 15 o 20 películas cada año, tal vez menos.
SH: A primera vista, el contexto de “Bad Luck Banging or Loony Porn” hace puentes con Latinoamérica por la crisis económica y moral, ¿Qué piensas al respecto?
RJ: No sé muchas cosas sobre Latinoamérica. Lo que sé es por la literatura o las noticias, pero creo que es común esta mezcla de una sociedad post totalitaria, ya que ustedes han tenido muchas dictaduras como nosotros. Claro, los rumanos tuvimos el gobierno comunista de Nicolae Ceausescu, pero la mayoría de dictaduras en Sudamérica lo eran de derecha y apoyadas por EEUU, así que creo que eso tenemos en común pero con algunas diferencias. También nos acerca una sociedad relacionada con la corrupción y la importancia de la iglesia católica, mientras que en Rumania tenemos muy presente a la iglesia ortodoxa.
SH: ¿Es el humor negro tu manera más cómoda para llegar a la realidad social?
RJ: En algunos casos esto puede ser, pero creo que el humor es una cuestión del ángulo desde donde ves las cosas y la distancia que tienes de ellas. No estoy muy seguro y creo que es difícil responder la pregunta porque no trato explícitamente de ser gracioso. Yo solamente muestro lo que me gusta en las películas y ese ángulo a algunas personas les parece humor negro. Es tan solo la manera como yo hago las cosas y que en realidad no es tan controlado. No creo ser muy gracioso en la vida real.
SH: ¿Para ti hacer cine es una manera de evadirse de la realidad en el buen sentido?
RJ: No, creo que es ver la realidad con una herramienta específica, con una cámara, un montaje, y una manera de entenderlo mejor. Tratamos de decir que es importante, pero la verdad es que si el cine desaparece nadie tendría ningún problema, sin embargo, es fundamental que exista porque se sale de las restricciones de la sociedad. Tal vez el cine no cambie el mundo, pero encontré en un libro del crítico cubano Gilberto Pérez una cita que me parece muy interesante: “Podré no cambiar la realidad, pero al menos mostraré que hay que cambiar o no”.
Un delirante momento de "Bad Luck Banging or Loony Porn"
SH: ¿Te sientes parte de la generacion del cine Rumano de Cristian Mungiu o Cristi Puiu, o crees que estás en otro camino?
RJ: Respeto a estos cineastas, los bien llamados “nueva ola del cine rumano”, pero pienso que la mayoría de mis películas son un poco diferentes porque son explícitamente políticas e históricas, mientras que la mayoría del cine rumano es metafísico o social, pero nunca político. Incluso he llegado a ser acusado por mis colegas de ser muy explícito, pero no tan sutil como ellos ya que les interesa más explorar el a donde podemos llegar en nuestra naturaleza humana en la vida o la muerte, la comunicación, el lenguaje o la fe. A mi me gustan los temas más pequeños como la historia o la relación entre el pasado y el presente, pero con un enfoque más modesto.
SH: ¿El regimen comunista de Nicolae Ceausescu ha marcado fuertemente a los cineastas rumanos?
RJ: Si, claro, todo el país sigue marcado por la dictadura. La mayoría de los directores rumanos se centran en los problemas de la sociedad, que en parte vienen de los tiempos comunistas, pero antes de eso, Rumania fue una dictadura fascista. El final del comunismo hizo creer a mucha gente que el tiempo anterior fue una una “epoca dorada”, y no lo fue. Era un régimen racista y antisemita en el que se exterminaron cientos de judíos y gitanos. Nuestros problemas vienen de nuestro pasado y aunque ya no tenemos un partido comunista, hay un partido fascista en el parlamento desde el año pasado, así que no debemos olvidar ese pasado nefasto de Rumania.
SH: ¿Qué piensas acerca de que en el Perú tengamos que elegir al próximo presidente entre la hija de un dictador y un profesor rural tildado de comunista?
RJ: Soy muy fan de los libros de Mario Vargas Llosa y leí algo que escribió hace años sobre Alberto Fujimori criticando a su gobierno autoritario. Ahora veo que está del lado de su hija Keiko, así que no dejo de preguntarme… ¿cómo es eso posible?
*Traducción: Arantxa Olórtegui
"Radu Jude durante una conferencia de prensa en la edición 2021 de la Berlinale". Foto: AFP / Odd Andersen
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