Estrenada durante la edición 25 del Festival de Cine de Lima, esta película explora los sentimientos de un grupo de adultos jóvenes, quienes son una muestra representativa de la clase media alta limeña y a través de cuyos ojos asistimos a una disección de sus expectativas, sueños y frustraciones durante una reunión de una noche. "LXI" ingresa a salas este jueves 21 de abril y su director nos brinda más alcances alrededor de ella.
No es nada nuevo que en la cinematografía latinoamericana se busque construir una memoria alrededor de la clase media alta, siendo desde luego los resultados muy disímiles desde la perspectiva de cada cineasta. En esa búsqueda, Rodrigo Moreno del Valle refleja con fidelidad a un segmento al que conoce muy bien, buscando incidir a partir de una crónica de una noche en los sentimientos de clase, la percepción política y la mirada generacional de un grupo de limeños casi cuarentones que filtran su sentir desde los recuerdos escolares para afirmar su identidad presente.
Esas introspecciones, comunes en el cine de Lawrence Kasdan tal y como queda patente en “Reencuentro” (1983) y aborda luego entre el riesgo y lo contemplativo en “Gran Canyon” (1991), se emparentan con las intenciones de Rodrigo Moreno del Valle, quien disecciona en base a recuerdos gratos y tortuosos una fotografía de diversos prototipos limeños que explican el lugar que ocupan en el mundo desde un horizonte laboral susceptible de ser motivo de aceptación o sanción social, además de exponer prejuicios en torno a la sexualidad que dan la pista sobre la posición de cada personaje en un mundo en el que la intolerancia sigue siendo un rasgo distintivo del subdesarrollo mental.
A diferencia de su largo anterior, "Wik", donde la introspección grupal se sostenía sobre una narrativa que buscaba romper con lo canónico, en "LXI" la puesta en escena es más reposada pero volcada a una mirada intimista a partir del encuentro de 4 antiguos amigos de la secundaria: Humberto (Javier Saavedra), Cristian (Sebastián Rubio), Gabriela (Cynthia Moreno) y Daniel (Rodrigo Palacios), quienes pasan una velada juntos la noche posterior al velorio de "El Muerto" Bernal, un compañero de estudios con el que habían perdido contacto y que coronó sus muchos trastornos emocionales recurriendo al suicidio. La ocasión se presta entonces para que todos se sumerjan en un proceso catártico que desnudará sus fantasmas del pasado ante un doloroso recuerdo. A continuación, la conversación que tuvimos con el director.
Rodrigo Moreno del Valle en el set de "LXI"
SAYO HURTADO: ¿A qué se debe que tu cine tenga una fijación con los retratos generacionales?
RODRIGO MORENO DEL VALLE: Esa inquietud ha estado siempre en mí porque desde chico me preguntaba porque somos así. En un entorno muy cercano e íntimo me cuestionaba acerca de cosas como el nivel socioeconómico y el lugar en el que me tocó nacer. Ese privilegio exige una mirada crítica para hacer un buen uso de él. Mis influencias y lo intimista me llevan siempre a este tipo de historias que, más allá de descansar en una investigación, son parte de una experiencia personal. Esto es más una purga de mi adolescencia en la parte emocional y física.
Director Rodrigo Moreno del Valle
SH: En el cine nacional no suelen abundar retratos sociales sobre la clase media, que es el leitmotiv de tus películas. ¿Has tenido alguna influencia particular en ello?
RMDV: El germen de "LXI" parte de una obra teatral: "15 años después" de un dramaturgo chileno amigo mío, Fernando Mena. En un principio, yo tenía la idea de hacer una película de amigos más pegada al universo de "Husbands" (1970) de John Cassavetes, pero no encontraba las historias ni las temáticas que la crucen o la roten. Durante una visita a la casa de mi amigo en Valparaíso, me regaló un ejemplar de su obra. En el viaje de regreso a Lima desde Santiago, leí el libro en el bus y me di cuenta que ese era el inicio para una adaptación libre de la historia que yo quería contar y acomodarla a un momento histórico que me marcó mucho y que es el despertar político a los 17 o 18 años.
Yo sentía que había vivido un engaño desde un entorno acomodado en el que no se hablaba de política y de "ciertas cosas" porque era peligroso e incómodo. Luego, la historia fue dejando de lado lo político -aunque conservando algunos guiños- y se fue centrando más en el tema de la amistad y le metimos más punche a la memoria íntima, aunque yo creo que la película trata más de la fragilidad de la memoria, o al menos, esa era la intención. De ahí fue mutando en el papel -con bemoles y aciertos- pero ahí partió todo: más que de una referencia cinematográfica fue por inquietudes propias.
Los 4 amigos durante el entierro de "El Muerto" Bernal
SH: ¿Podríamos pensar que "LXI" es un segundo acto de "Wik" al pasar de un episodio de adolescencia a uno de adultos jóvenes? ¿Estás pensando todo esto como una suerte de trilogía?
RMDV: De hecho, la idea es ir hacia atrás y llegar incluso a explorar un rango de edad menor, trabajando más el "Coming of Age" y todas las características propiamente dichas del género. Más que grupos etarios, hay un velo generacional que plantea como eternos adolescentes a una clase social que se comporta con el egoísmo de la adolescencia. Esa es la búsqueda.
SH: Este grupo de 4 amigos -por las características de cada uno- es una suerte de tejido social de la clase media alta limeña...
RMDV: Había esa intención con Illary (su pareja y productora, Illary Alencastre) al escribir y adaptar esto desde la intimidad y hacerle honor a una adaptación literaria de una obra teatral. Queríamos entrar a la casa de un personaje a contar lo que a nivel macro puede estar ocurriendo afuera. Si teníamos un interés en hacer eso, pero con miedo a que pueda parecer muy pretencioso. En algún momento, nos decidimos a jugárnosla por esa idea pero más desde el lado de la amistad y con las distancias que el tiempo impone y la fragilidad frente a lo que ha pasado y se ha puesto bajo la alfombra, algo que es un rasgo característico de nuestra sociedad.
Humberto (Javier Saavedra) durante sus catárticos paseos nocturnos
SH: Desde la elección de un protagonista con un registro más interior y que se expresa más en sus paseos en bicicleta por una Lima nocturna gris y melancólica, se percibe -en general- un tono pesimista...
RMDV: Nosotros tratamos de hacer un espejo del estado emocional del personaje hacia afuera. A través del tono de la película queríamos expresar este pesar que Humberto (Javier Saavedra) lleva adentro. Hay algo en la historia que no sé si se logra entender al final y es que este viaje en bicicleta del protagonista es un poco la catarsis de haber tropezado en su búsqueda. En el momento climático, él, que es un personaje más espiritual y que quiere escapar del statu quo y quiere construir su propia Lima, falla y recurre a la violencia como única forma de escape. Su viaje en bicicleta, más que tener un ánimo celebratorio termina siendo una liberación pesarosa.
La atmósfera de la ciudad intenta reflejar el mundo interno de los personajes, quienes -aparentemente- no tienen nada de que quejarse y preocuparse desde lo económico, ya que viven en el privilegio, pero tienen el espacio para preguntarse cosas desde el plano existencial. Siento que -generalmente- el cine limeño de clase media apunta a otras historias lejos de lo andino. Yo no me siento con la autoridad de contar historias con las que no estoy involucrado, tengo que ser honesto y crítico con lo que conozco más.
SH: ¿Cómo tomas el hecho de que muchos festivales internacionales de prestigio tienen un sesgo hacia cinematografías como la nuestra, pero volcado a lo autóctono y no tanto a los dramas urbanos?
RMDV: Para mí es una lucha constante por el hecho de hacer un cine que disfruto y que me siento cómodo haciendo. Soy consciente que a nivel de distribución o en festivales, no buscan lo que yo traigo. Aparte de la frustración que eso significa por lo que cuesta sacar una película adelante, también está la percepción de estar haciendo algo mal y tratar de decirte a ti mismo que lo que has hecho funciona en festivales más pequeños con otras miradas. Cuesta mucho más desde ese lugar seguir produciendo las películas que queremos hacer. Ya voy entendiendo que mi producto no es lo que buscan y debo vivir en paz con eso hasta que el ciclo cambie y haya un redescubrir de lo que ya se hizo. Hay mucho pan por rebanar y mucho espacio para seguir hurgando y perfeccionando algo que por el momento estoy probando y experimentando. Esa satisfacción me tiene que encontrar trabajando en el proyecto siguiente.
Director Rodrigo Moreno del Valle
SH: En esta oportunidad, tu puesta en escena ha sido más reposada, pero cuando aparece el video con los recuerdos de la fiesta de promoción del "Muerto" Bernal, la edición tiene un espíritu disruptivo más acorde con tu vocación de romper lo canónico que está más marcada en "Wik"...
RMDV: Yo lo que quería con ese video era dar un testimonio de una mente perturbada, pero lo que no sabemos en ese momento es el porqué, para que o desde donde se produce esa perturbación. Entonces, hay una idea disruptiva de como desde lo visual podemos entender que quien falleció era una persona más transgresora, más libre y que se oponía totalmente a este grupo de 4, donde el más cercano es el protagonista y quien asume la idea de que esto se pudo evitar. Ese video era la manera de llegar rápido al tejido -entre fondo y forma- de este personaje ausente.
SH: Haciendo las sumas y restas entre los integrantes del grupo, el saldo que queda es un 3 a 1 entre los personajes que tiran para "progres" en contraste con alguien tan virulento como Daniel (Rodrigo Palacios). ¿Consideraste en algún momento tener a alguien que fuera una suerte de "tibio" que no se compra el pleito entre un lado y el otro?
RMDV: Yo creo que desde un inicio estaba claro que la relación entre Humberto y Daniel era la de protagonista/antagonista. Los otros personajes son actantes que van centrando e intensificando ese conflicto de acuerdo a su personalidad y a ellos se les asignaron características para que cumplan ese fin a pesar de que tienen algún grado de "tibieza".
SH: No deja de ser curioso el que este grupo de amigos, a pesar de su posición económica, tienen más motivos para estar tistes que alegres exponiendo una sensación de vacío...
RMDV: Hay un tono pesimista que tiene que ver con esa solemnidad que uno encuentra en la clase media y acomodada. Ese aparentar seriedad ante la muerte a través de la etiqueta y el guardar las formas, es la visión melancólica de una Lima que se vive a pie. Es algo parecido a lo que pasaba con "Wik", donde los conflictos internos se dan alrededor de una manzana en un barrio pituco.
Elenco de "LXI": Sebastián Rubio, Cynthia Moreno, Rodrigo Palacios y Javier Saavedra.
SH: Tal vez el comportamiento de tus personajes obedece al hecho de que ya están despidiendo su juventud y se enfrentan a la vida comprobando que esta no es un carnaval...
RMDV: Definitivamente, algo de eso hay en la idea de "que debería haber hecho" vs "que es lo que estoy haciendo". Todos ellos son treintañeros próximos a los 40 y en un constante cambio físico, pero su comportamiento no ha florecido a la adultez y siguen aferrándose a una adolescencia perdida.
*La película ya se encuentra en cartelera en las cadenas Cineplanet, Cinemark y Cinépolis.
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